A San Pedro Damián, Obispo y Doctor de la Iglesia
«La razón por la que soy un buen terapeuta y acompañante es porque yo mismo he cometido casi todos los errores humanos».
Richard Cohen. Comprender y sanar la homosexualidad.
En alguno de sus libros, Jacques Philippe decía que los hombres célibes debían renunciar a todas las mujeres, mientras que los casados debían renunciar a todas las mujeres excepto a una. Añadía el autor que, por lo tanto, “la diferencia no era precisamente aplastante”.
Esta reflexión tan lúcida y original, pero que pasa tan poco por la cabeza de quienes critican la vida célibe o, simplemente, el querer llevar una vida sexual sana –se tengan o no razones religiosas para ello–, me ha hecho pensar muchas cosas a lo largo de los años que han pasado entre el día que la leí y el presente; una de las ideas que ha venido a mi mente es que, en sentido estricto, todos aquellos que queremos llevar una vida sexual ordenada debemos tener una disciplina que nos mantenga protegidos de ocasiones, personas, lugares o imágenes que puedan conducirnos a conductas que no nos resultan convenientes o que contrarían el ideal de vida que deseamos seguir, pues sabemos que ningún ser humano es inmune a los arrebatos del deseo, y que, sin excepción alguna, nos ocurre lo que bien describe Medea en Las Metamorfosis de Ovidio: «Video meliora proboque, deteriora sequor», o sea: «Yo veo lo que es mejor y lo apruebo, pero hago lo que es peor».
Así pues, tanto las personas que experimentan la Atracción por el Mismo Sexo (AMS) –Same Sex Attraction (SSA)– como aquellos que no la experimentamos o quienes la experimentan levemente (mal llamados bisexuales, porque la bisexualidad, sensu stricto, no existe) tienen un reto muy similar y que implica cuidados y prevenciones muy parecidos, pues de la misma forma que una persona con AMS debe evitar familiaridades o cercanías con personas del mismo sexo que despierten su deseo sexual, las personas sin AMS deben hacer lo propio con las personas del sexo opuesto, incluso, ya estando casadas, pues la infidelidad es un riesgo siempre presente y que comienza con pequeñas concesiones en el comportamiento y con relaciones aparentemente “inocentes y desinteresadas”, como deja ver el clásico y afamado filme de David Lean “Brief encounter” (Eagle-Lion Films, 1945).
Por otro lado, este empeño exige un proceso de comprensión y sanación que se extiende a lo largo de toda la vida. Al respecto, cabe resaltar el magnífico trabajo del psicoterapeuta y educador Richard Cohen, titulado «Coming out straight: understanding and healing Homosexuality» (OakHill Press, 2001), cuya versión al castellano fue realizada por José Antonio Ullate y publicada con el título «Comprender y sanar la homosexualidad» (LibrosLibres, 2004), edición a la que se le añadió un subtítulo muy llamativo y veraz, atendiendo a las dimensiones que ha adquirido la AMS y la ideología de género, que pretende normalizarla, promoverla y hasta imponerla. En la carátula de este libro puede leerse: “Alguien que tú conoces necesita este libro”.
Lo más esencial que hay que aclarar a este respecto es que, según el Diccionario de la Real Academia Española, homosexualismo es lo mismo que homosexualidad, o sea, “inclinación erótica hacia individuos del mismo sexo”. Sin embargo, tal concepto ya tiene una cierta carga semántica cuando se usa para definir a la persona con deseos homosexuales, pues intenta igualar homosexualidad y heterosexualidad como opciones naturales y válidas o, simplemente, convencionales y, por tanto, transitorias, pero, en todo caso, equivalentes. Por consiguiente, como han señalado Cohen y otros expertos en la AMS (Aquilino Polaino, Joseph Nicolosi, Tony Anatrella y Jokin de Irala), es necesario aclarar que el concepto científico y médico para definir el deseo sexual de hombres por hombres y de mujeres por mujeres ha sido, desde hace décadas, Atracción por el Mismo Sexo (AMS) y, todavía, se considera un trastorno, incluso, una neurosis –como indicó el psicólogo holandés Gerard J.M. van den Aardweg en «La Batalla por la Normalidad» (San Francisco: Ignatius Press, 1997)– pese a que, por presiones políticas, la American Psychiatric Association (APA), haya decidido dejar de considerarla como enfermedad en 1973.
Es falso aquello de que –como muchos afirman por ahí, con tono ilustrado–, “La acción vino motivada tras una completa revisión científica sobre el tema”, pues es bien sabido que se tomó la decisión con base en una votación, después de que los activistas de la revolución sexual en los años 60 llevaran a cabo las usuales estrategias de este lobby inicuo y maquiavélico. El notable psiquiatra Irving Bieber, autor de célebres trabajos como «Homosexuality: A Psychoanalytic Study», criticó la decisión del año 1973 con las siguientes palabras:
“No se puede sostener de veras que la nueva posición oficial sobre la homosexualidad sea una victoria de la ciencia. No es racional votar sobre cuestiones científicas como si se tratase de someter a votación si la tierra sea plana o redonda”.
Por tal razón, no es equivocado usar el verbo “heal” o su gerundio “healing” para referirse al proceso que pretende sanar esta atracción indebida y que hace sufrir a muchos hombres y mujeres a lo largo del mundo. En su libro, Cohen desarrolla quince capítulos divididos en dos partes. En la primera, a la que llama Comprensión (tres capítulos) cuenta su historia, explica la definición y las causas de la AMS y comparte el testimonio de Steve (nombre ficticio), una de las personas a las que asesoró en la superación de la AMS. En la segunda parte, llamada Curación (doce capítulos), el autor desarrolla las cuatro etapas de la recuperación, las técnicas y herramientas terapéuticas, la necesidad de vínculos y apegos, la necesidad de un mentor en el proceso de sanación y orientaciones para la familia y los amigos de la persona en proceso de recuperación, acompañado todo esto de testimonios similares al de Steve.
La prosa de Cohen y su fina sensibilidad para los asuntos humanos, especialmente el que aquí se trata, hacen de este libro un texto de primerísima importancia para todos aquellos que quieran tener una opinión formada sobre la AMS y no ceder a los vaivenes de la ideología o de la moda. Hace tres años, fue publicada la versión castellana de otro de sus libros, titulada «Sanando la heterosexualidad. Amor, Tiempo, Tacto y Trato» (TTT Press, 2019), que me apresuro a conseguir y leer, pues los datos que ofrece al iniciar son bastante llamativos y nos motivan contundentemente a la prevención o a comenzar, cuanto antes, un proceso de sanación, ya que comprender y sanar es tarea de todos:
Entre el 12% y el 55% de personas a nivel mundial se divorcian.
Las investigaciones indican que el 33-75% de los hombres y el 26-70% de las mujeres son infieles en su matrimonio.
El mayor sitio web de porno en el mundo (Pornhub) tuvo alrededor de 33,5 billones de visitas en 2018.
Cada segundo hay un gasto de 4.000 dólares en porno.
Pastores, sacerdotes, políticos y actores están siendo acusados de abuso sexual a niños, jóvenes y adultos.
La investigación sobre el consumo de drogas a nivel mundial, World Drug Report 2019, señala que 35 millones de personas en el mundo están afectados por el consumo de drogas.
Para leer y descargar excelentes libros sobre la AMS, ingresa a Libros científicos en PDF para sanar la atracción al mismo sexo – Católicos Contra el Liberalismo (wordpress.com)
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