Este es el Padre Ricardo González Giraldo, quien falleció el 1 de marzo de 2022, en las vísperas del Miércoles de Ceniza. Aunque mayor, el padre siempre gozó de muy buena salud, por lo que su repentina muerte tomó por sorpresa a su familia, amigos y feligreses de la Parroquia Jesús de la Buena Esperanza ubicada en el sector de Belén, Barrio Rosales, en el Centro-Occidente de la ciudad de Medellín, Colombia.
El video corresponde a la transmisión que la parroquia emite todas las tardes a través de Facebook, y en el mismo se aprecia al Padre Ricardo encabezando el habitual rezo del Santo Rosario ante el Santísimo Sacramento, que concluye con la bendición y las letanías de adoración a Jesús Sacramentado, previo a la Santa Misa de las 6:00 p.m.
El Padre Ricardo sirvió en la Parroquia durante 37 años, y celebraba además las Misas de los sábados en la tarde y el domingo al medio día en el Centro Comercial Unicentro, de Medellín. Tuvo la oportunidad de formarse durante un tiempo en Europa y ser profesor en la Universidad Pontificia Bolivariana de esta misma ciudad.
El Padre Ricardo era un hombre alto, delgado y mesurado en sus movimientos. Además de la celebración eucarística, durante los últimos años se dedicó sin reservas al Sacramento de la Reconciliación, prestando el servicio de la Confesión a los feligreses y visitantes que lo requerían.
Además de Confesor, fue un gran consejero y amigo. Siempre fue una persona amable y un Sacerdote bien dispuesto para atender a los feligreses, por lo cual gozaba de una alta estima por parte de estos. Su formación, experiencia y sensibilidad pastoral le permitían ser muy concreto y, sin necesidad de muchas palabras, ubicar al penitente y a su conciencia de cara a su propia situación y a la ascesis necesaria para el perfeccionamiento de su vida cristiana y de toda su conducta personal.
Se caracterizó por su compostura, sobriedad y prudencia. Por su religiosa piedad y reverencia (Hebreos 12, 28) para celebrar la Santa Misa observando dignamente las rúbricas litúrgicas y, especialmente, en el momento de la Consagración, durante el cual favorecía una profunda contemplación y adoración mientras él obraba “In Persona Christi Capitis” el Gran Milagro de la Transubstanciación Eucarística.
Con claros argumentos, y de manera reposada, solía enmarcar el contexto, las tentaciones y los pecados en los que se mueven las personas en la sociedad actual: el secularismo, la pornografía y la cerrazón de la mente y del corazón a la Misericordia y a la Gracia de Dios.
No obstante su sobriedad, en dos ocasiones durante el último mes habló con firmeza y vehemencia al referirse a dos asuntos trascendentales en la vida de fe de los cristianos.
Dijo literalmente y en primera persona –algo inusual y realmente extraordinario en él–: “Una cosa que a mí personalmente me molesta, es cuando una persona viene a confesarse y dice que ‘a ella Dios no la ayuda’. ¿Cómo es eso de que ‘Dios no le ayuda a las personas’, cuando el solo hecho de vivir y de levantarnos cada día, de poder hacer las cosas, es ya una bendición enorme del Señor? No podemos ser desagradecidos”.
Luego de que la Corte Constitucional de Colombia liberalizara el aborto, dijo en su homilía: “Hoy hemos amanecido con la terrible y muy triste noticia de que en Colombia el aborto es permitido legalmente hasta las 24 semanas, es decir, hasta los seis meses de gestación...”. Y sin hablar mal ni lanzar epítetos, invitó a las personas a tomar conciencia de la gravedad de la situación y a no ser apáticos ni indiferentes ante esta cruda realidad, asumiendo los compromisos que como padres, ciudadanos y creyentes nos corresponden.
Esto para indicar que su equilibrio no significaba que fuera ajeno al dolor y a las situaciones que nos asedian. Su experiencia y conocimiento le brindaban ese talante natural que hacían de él un confesor que escuchaba atentamente y aconsejaba con agudeza.
Gracias, Señor, por el inestimable Don del Sacerdocio con el que acompañas y cuidas de tus Ovejas. Sacerdote por Siempre. Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, acoge en Tu Sacratísimo Corazón a este Siervo tuyo, y bendice a todos tus Sacerdotes.
In Memoriam, apreciado Sacerdote, Padre Ricardo González Giraldo. Dios te bendiga ahora por siempre, acogiéndote en Su Santa Gloria.
"Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace!"
Con frecuencia, asistía a las misas que celebraba en la parroquia Jesús de la Buenas Esperanza y recuerdo con gran cariño y gratitud cuando vino a celebrar la Santa Misa por una intención personal en el apartamento de mis abuelos, conjunto al mío. Un gran sacerdote que nos deja un bello testimonio de servicio a Nuestro Señor y a su santa Iglesia. Gracias a Forhum Christi por esta bellísima semblanza.