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ForHum Christi es un portal independiente orientado al estudio, pensamiento, opinión, formación y divulgación de contenidos, así como a la realización de actividades educativas tendientes a una adecuada Formación de la Persona y de Criterio.
Procuramos ofrecer contenidos relevantes –de estudio o de actualidad– que aporten valor al pensamiento y a las personas. Y los abordamos con sobriedad, agudeza, originalidad y profundidad, bien sea por escrito o mediante formatos instruccionales y pedagógicos como cursos, charlas, conferencias, foros, debates, libros, etc.
Nuestro propósito no sólo es informativo, sino formativo y propositivo, en un contexto en el que, paradójicamente, hay sobre abundancia de información y carencia de formación: la sociedad hoy es una auténtica “Torre de Babel” en la que predomina la confusión, en la que el “sensamiento” –esto es, un sentimentalismo superficial exacerbado–, pulsa las fibras de la sensibilidad humana que ya no se expresa humanamente, sino que reacciona de manera inmediata en una combustión primaria y pueril, con una grandilocuencia incontenible, sin fundamento, ni orden, ni criterio.
Por ello nuestro propósito es abarcante. Lo hemos denominado “Proyecto ForHum”, y se enfoca inicialmente en la fundamentación y el desarrollo de áreas de interés, como:
Forhum Christi: Formación Humana en Cristo (Ver).
Forhum Colombia: Una propuesta de Rescate, Reconstrucción y Desarrollo (Ver).
Forhum Criterium: Para aprender a Pensar, a Decidir y a Actuar (Ver).
Forhum Education: Vocación, Formación, Estudio, Educación y Profesión (Ver).
Forhum Empresa: Trabajo, Emprendimiento, Organización, Productividad, Crecimiento y Desarrollo (Ver).
Forhum Familia: Célula constitutiva de la Sociedad y anterior al Estado (Ver).
Todos estos focos de atención se encuentran en proceso de desarrollo, y paulatinamente iremos ampliando cada una de estas secciones y enriqueciéndolas con actividades específicas relevantes. Pero, así mismo, cada uno de estos campos demanda una clara y bien argumentada labor informativa, divulgativa y de difusión.
Por la misma razón y porque, como dijo el dramaturgo, “Homo sum, humani nihil a me alienum puto”: “Hombre soy; nada humano me es ajeno”[1], tampoco eludimos los debates ni las controversias que se suscitan en diversos ámbitos de interés general, como en la política o en la Iglesia, entre otros, y ante los que no podemos pasar de largo.
Nos proponemos mantener una línea de pensamiento crítico pero propositivo, que brinde elementos de juicio para que quienes nos lean y visiten se formen un criterio sobre la situación actual y la realidad, que les ayude a asumir posturas claras y responsables. Queremos hacerlo y expresarlo con un tono mesurado, sin altisonancias, y basados en una correcta argumentación.
Cuando nuestros columnistas cuestionan, téngase presente que son personas serias que han investigado y saben exponer los resultados de sus pesquisas con criterio y orden. Ello les permite aportar elementos de juicio a una discusión, e incluso controvertir y demostrar el acierto o el yerro de algunas ideas y argumentos.
También en asuntos tan particulares y delicados, pero de una trascendencia fundamental en la vida de las personas y en la configuración de la sociedad, como el actual debate y la controversia suscitada con respecto al Pontificado Romano con motivo de la “Declaratio” de Benedicto XVI el 11 de febrero de 2013 y su retiro a un monasterio dentro del mismo Vaticano, así como sobre la canonicidad o no de la subsecuente elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio al Solio Pontificio, a la Cátedra de Pedro. Nada de esto puede sernos ajeno.
Al respecto, no sólo a los creyentes, católicos o no, les compete, sino –dado el interés general– a toda persona con conocimiento, la responsabilidad y el deber de aportar las luces que se haga necesario, atendiendo en ello al criterio que da el mismo Código de Derecho Canónico en su numeral 212:
§ 1. Los fieles, conscientes de su propia responsabilidad…
§ 2. …tienen derecho a manifestar a los Pastores de la Iglesia sus necesidades, principalmente las espirituales, y sus deseos.
§ 3. Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.
Tomando como ejemplo este caso, podemos concluir que –si bien nuestra razón de ser no es el contraste entre Ratzinger y Bergoglio– lo abordamos como una cuestión que amerita ser estudiada y expuesta con la seriedad que necesitan los creyentes y los no creyentes, ante las repercusiones jurídicas, éticas y morales que ello acarreará sobre la forma como concebimos la sociedad, y ante la vergonzosa y superficial exposición mediática a la que está siendo sometida la Iglesia, con el consiguiente riesgo para la Salvación de las Almas, que es en definitiva su Ley Suprema.
En ello nos anima el compromiso con la verdad, en lo cual es de gran ayuda la independencia. Ambos constituyen sendos principios del ejercicio periodístico que, basado en un sano escepticismo, supone dos premisas:
Superar el simple “equilibrio informativo” que –bajo una falaz idea de “honestidad”– se limita a contrastar versiones o a contraponer fuentes opuestas, instando al público a que “saque sus propias conclusiones”, dejándoles no sólo a merced de un inclemente “bombardeo mediático” sino la responsabilidad de decidir sobre asuntos esenciales y cruciales a partir de la somera información que éstos les ofrecen y en la que basan dicho contraste.
Cuestionar la “oficialidad” de la información, habida cuenta del sesgo político y propagandístico que denota el enfoque y la forma en que se ofrece a la prensa para que ésta, a su vez, la retransmita y entregue al gran público. Es indispensable verificar el real valor que tiene para la audiencia y para la sociedad, valor al cual no se debe anteponer el interés que prevalece por parte de quien la emite.
En tal sentido, la independencia y el servicio a la verdad son criterios que facilitan la objetividad y nos evitan hacer las veces de “idiotas útiles” a la instrumentalización y al engaño.
Por ello, a nuestro “Staff” hemos invitado a algunas personas, todas ellas especialistas e independientes en sus respectivas áreas de estudio y de difusión: Periodistas, Filósofos, Historiadores, Teólogos, Abogados, Médicos, Comunicadores y Educadores, especializados y expertos en Derecho, en Humanidades, en Sociología, en Bio Ética y otras Disciplinas. Estas personas saben de lo que hablan, y lo hacen con altura y con seriedad, siguiendo una adecuada estructura, una línea de análisis y un enfoque que aporte valor y elementos de juicio para facilitar el cabal ejercicio del pensamiento y la formación de Criterio.
De modo, pues, que como alternativa a la trivialidad, a la inmediatez y a los enfoques sesgados que permean la información, en ForHum Christi ofrecemos altura, seriedad y profundidad. Lo hacemos movidos por el respeto a las personas y a su inteligencia, procurando satisfacer sus necesidades reales de conocimiento, de orientación y de formación. Entendemos que el nuestro es un público que evita la masificación y que espera ser informado con criterio y responsabilidad.
Es necesario, y muy importante, proyectar y extender esta labor a los jóvenes: tanto a los que desean clarificar sus ideales y encauzar sus posibilidades de servir, como a quienes andan adormilados y no se percatan de tan acuciosa necesidad. Para quienes, en general, desean contribuir a consolidar una sociedad de personas íntegras, y desean aprender a actuar con responsabilidad, desplegar sus talentos y cumplir un propósito de vida.
Si lo hacemos bien, éstos motivarán a otros a buscar una visión comprehensiva de la realidad en la que se valore auténticamente a la Persona y a las Instituciones que fundan el Orden Social, como el Matrimonio, la Familia, la Educación, el Empresarismo, el Trabajo, el Orden Civil, la Justicia..., entre otras. En esto contribuimos a conocer y a alcanzar el auténtico ‘Bien Común’, al que “se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral. El bien común está siempre orientado hacia el progreso de las personas, al que debe subordinarse el progreso social”[2].
En síntesis, y tomando prestado el lenguaje propio del mundo clásico, ForHum Christi busca propiciar el desarrollo de una Recta Razón (“Recta Ratio”) considerando que el soporte de la misma no consiste simplemente en la apropiación de los procesos de pensamiento lógico, sino en la formación y desarrollo de una Recta Conciencia, que se basa en la búsqueda y en la captación de la Verdad.
Y ese, precisamente, es el tramo más difícil del camino, pues la verdad es la adecuación entre el entendimiento y la realidad –Aristóteles–, y tal brecha no se cierra sólo con buenas intenciones, sino con esfuerzo, pues la Verdad –a la que estamos llamados– es un bien arduo y, como tal, no es fácil de conquistar. En esto consiste la honestidad intelectual que propugnamos, y que marca un derrotero de valores propio de seres inteligentes, aunque no sólo tales, sino creados a imagen y semejanza de Dios.
Uno de los ejes fundamentales del Proyecto ForHum, es la respuesta a la pregunta: “¿Qué es el Hombre?”. Como se ve, partimos de un enfoque y de una fundamentación antropológica. Si se quiere, de una idea cristiana del hombre, de una antropología teológica, que es la única capaz de proveer una perspectiva completa e integral de la Persona Humana.
El nuestro es un enfoque realista, que valora la sensatez y se orienta a la Formación de una Recta Conciencia, de una Sana Inteligencia y, como consecuencia de ello, de Criterio y Sentido Común, como lo propugnó en su tiempo el escritor, periodista y polemista G. K. Chesterton, conocido como “el apóstol del sentido común”.
Este “ideal” sugiere con claridad el verdadero itinerario para la Formación Humana Integral de la Persona, sin las extrañas “novedades” ideológicas que se ha pretendido introducir recientemente. Y ese es el propósito de nuestro sitio y proyecto, sobre el que iremos avanzando y consolidando cada una de las diferentes áreas.
La ponencia del P. Alfredo Sáenz titulada “La Misión del Intelectual Católico Hoy”, que hemos publicado, bien podría tomarse como nuestra Carta de Navegación, Marco “Teórico” o de Referencia para el Proyecto ForHum.
Este es un proyecto de vida y un trabajo de madurez, al que se ha llegado después de muchas vicisitudes. Permítasenos la infidencia para decir que lo estamos haciendo “con las uñas”, con Fe en la Providencia Divina, y con la buena voluntad y disposición de nuestros colaboradores.
No obstante, esperamos consolidar en un corto plazo actividades como Cursos Online, Paneles, Foros, Publicación de Libros u otras iniciativas que generen ingresos y lo hagan posible.
Con tal claridad y en estas condiciones les presentamos ForHum Christi, esperando cumplir a cabalidad estos propósitos y entregar un excelente producto y servicio formativo y de divulgación no sólo basados en nuestro criterio y experiencia, sino en sólidos fundamentos éticos y antropológicos, a tantas personas como las que estamos alcanzando y a las que aspiramos llegar y educar en un futuro próximo.
Notas
[1] Proverbio latino. La frase fue escrita por Publio Terencio Africano en su comedia “Heauton Timoroumenos” (El enemigo de sí mismo), el año 165 a.C., donde es pronunciada por el personaje Cremes para justificar su intromisión.
[2] Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 1906, 1910-1912, 1922 | Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 164.
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