Durante una audiencia, casi a finales de enero de 2023, Francisco ha dicho:
“Todo matrimonio de verdad, también aquellos no sacramentales, son un regalo de Dios a los cónyuges”.
Y de nuevo ha encendido las alarmas con respecto a su “magisterio” y a su muy particular forma de entender y de transmitir los contenidos de la Fe, que –por más condescendiente que se quiera ser– resulta ya no sólo bastante extraña, ambigua o confusa, sino claramente errónea y opuesta a la Enseñanza y al Magisterio perennes de la Iglesia.
¿Qué entendemos nosotros como “un regalo de Dios”? ¿Y qué es realmente un auténtico regalo de Dios? En ambos casos, ¿estamos hablando de lo mismo? ¿La simple percepción subjetiva, o la apreciación humana, bastan para delimitar y establecer con claridad lo que es y en lo que consiste “un regalo de Dios”?
Porque, indudablemente, Dios es dadivoso, es decir, “rico en dádivas”... Pero, ¿Podemos prescindir de la Teología Eclesial para la adecuada comprensión de este atributo divino? Siguiendo la Sagrada Escritura, la Sagrada Tradición y el Magisterio de la Iglesia, podemos afirmar que no. En consecuencia, no es posible que al referirnos a la generosidad de Dios, lo hagamos de una manera suelta, descontextualizada, casi informal, y acomodando la expresión al sentir o a las nuevas sensibilidades, a las que acabaríamos supeditando las instituciones de origen divino como el Matrimonio, y aún la misma Voluntad de Dios sobre éste y los demás Sacramentos.
De la correcta comprensión de las realidades sagradas y de su expresión sacramental –por la cual se nos confiere la Gracia Santificante–, se desprenden cuestiones morales, canónicas y disciplinares, debidamente discutidas y definidas por la Iglesia con sumo rigor. Cuestiones que son vinculantes para los fieles, y no equiparables a las realidades civiles y profanas. Y que constituyen materia grave, porque atañen directamente a la Salvación de las almas, o a su condenación por la contumacia: por persistir en el error y en el consecuente pecado.
Esto, precisamente, es lo que advierte el seglar Juan de Dios Granados Méndez, quien en este video cita las infortunadas y lamentables declaraciones, y las contrasta con la Doctrina Católica expresada en el Catecismo y en el Código de Derecho Canónico, amén de otros pronunciamientos pertinentes. Obviamente, al comparar las declaraciones con el Magisterio Eclesial, se puede verificar el error y la contradicción con dicha Enseñanza.
Esto dice en la presentación de su video el señor Granados Méndez:
«Dios es infinito amor por los hombres. Solo quiere lo mejor para los hombres, entre lo más importante: su salvación. De Dios recibimos muchos regalos. El más importante fue habernos dado a su Hijo Jesucristo, algunos otros son el regalo de la vida, la familia, etc.
Dios NO nos puede dar un regalo que vaya en contra de la salvación de nuestra alma. Vivir en pecado, aunque creamos que esto nos pueda hacer felices, NO es un regalo de Dios, y al final nos CONDENARÁ...».
A continuación, el video:
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