top of page

Suscríbete!!

Telegram-Logo.png

Comparte!!

“Te acusaré con tu mamá”, le dice un niño a Jesús

Foto del escritor: Redacción ForHum ChristiRedacción ForHum Christi

No sabemos si esta historia es real, si efectivamente ocurrió, ni cuándo. Pero reúne en sí misma todas las características de aquellos relatos de hechos que se transmiten desde los primeros siglos del cristianismo a manera de “leyendas”, como la del Manto de San José y otras similares.


Pero..., ¿son acaso dignas de atención estas piadosas historias? Nos atrevemos a decir que sí y a afirmar que incluso conviene, porque es bueno, asentir a lo que enseñan. Estas no sólo conmueven el alma, sino que mueven el espíritu y a la persona –que es lo verdaderamente importante– a recabar en su “niño interior” en busca de algún rescoldo de aquella fe que una vez ardió en su corazón.


También a nosotros, ya adultos, la narración nos impele a recordar que en nuestro corazón de niños entró una vez el reflejo, quizá débil, de la luz proyectada por un fuego, el de las oraciones de nuestros padres, que durante años estuvo allí y permaneció encendido alumbrando los resquicios de esa caverna en la que parecíamos habitar sin percatarnos de que este pabilo vacilante nos instaba a salir de allí, de ese enquistamiento, y nos proveía la luz necesaria para encontrar el reflejo de una luz más plena, natural y, finalmente, la Luz radiante de la Verdad y del Amor en nuestras vidas.




La forma en la que un niño pide un Milagro


Un día un niño de cinco años entró en una farmacia corriendo, y le dijo al farmacéutico:


—“Señor, aquí está todo el dinero que tengo. Por favor, deme un milagro”.


El farmacéutico, sorprendido, le preguntó, qué milagro quería y para qué.


El pequeño respondió:


—El doctor dijo que mi mamá necesita un milagro para sanar. Aquí está todo el dinero que ahorré para comprar una bicicleta, pero amo más a mi mamá, y quiero que esté bien. Por favor, ayúdeme: ¿Ese dinero es suficiente?


El farmacéutico, muy conmovido, le respondió que no tenía ese “milagro”. Pero luego agregó que sólo Jesús, el Hijo de Dios, tiene ese remedio especial. Y lo invitó a ir a la iglesia a pedírselo.


El niño corrió como un rayo hasta la iglesia. Llegó frente a la cruz cerca del altar y, muy apurado y con gritos, dijo:


—¡Jesús, tú tienes el milagro! Sé que estás en esa cruz, que te duele y que no tienes mucho tiempo para mí, pero el señor de la farmacia me dijo que el milagro para curar a mi mami lo tienes tú.


Y agregó:


—Aquí está todo el dinero que ahorré para una bicicleta. Te lo doy todo, pero, por favor, ayúdame.


En aquel momento Jesús, es decir la imagen, no respondió ni una palabra. Ante el silencio, el niño gritó:


—¡Jesús, si no me ayudas, te acusaré con tu mamá y le diré que no me quieres ayudar! Por favor, Jesús, yo sé que tú también amas a tu mamá como yo amo a la mía... ¡Ayúdame! Dame el milagro que mi mamá necesita. Prometo volver lo más rápido posible, para ayudarte a bajar de la cruz.


El cura, que había oído la conversación del niño, se acercó y lo invitó a hablar en voz baja con Jesús. Le explicó que Cristo lo escucha, aunque no responda directamente. Y el niño cerró sus ojos, juntó sus manitas y, entre lágrimas y con voz bajita, le repitió la misma súplica a Jesús.

Conmovido por el niño, el Sacerdote lo acompañó a su casa. A lo largo del trayecto desde la iglesia hasta allí, el niño le explicó al Padre cuánto quería a su madre, le dijo que era todo lo que él tenía, y que le habían dicho que sólo Jesús tenía el milagro que podía curarla.


Una vez llegó, el niño corrió hasta la recámara de su madre y encontró la cama vacía. Angustiado, fue a buscarla por toda la casa, hasta que la vio salir de la cocina. Entonces le dijo a su mamá:


—¡Mamita, te levantaste!


Y la mamá le dijo:


—Sí, hijo. El doctor que llamaste vino a visitarme, y me curó. Por cierto, me dijo que te saludara, y me pidió decirte que él también ama mucho a su madre.


Luego le preguntó:


—Hijo, ¿Cómo conociste a este doctor? ¡Qué gran médico!


El Sacerdote vio y escuchó todo aquello, contemplando atónito el milagro. Con los ojos bañados en lágrimas, le dijo al niño:


—Jesús respondió a lo que pediste, y llegó antes que nosotros.


Luego, hablándose quizás a sí mismo, le dijo al niño: “Recuerda que Nuestra oración siempre es escuchada por nuestro Dios.

742 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating
nequi-logo-58FBE82BA6-seeklogo.com.png
580b57fcd9996e24bc43c530.png

Cuenta #:
313 653 9418

Donaciones

Cada aporte contribuye a la Formación de
Personas comprometidas
con la Verdad
.
¡Gracias! 
ForHum Christi.

PayPal ButtonPayPal Button

Donación 10 (USD)

580b57fcd9996e24bc43c530.png

Donación con monto voluntario (USD)

ForHum Christi es un Centro de Estudios y de Pensamiento, de Formación, de Opinión y de Divulgación, así como de Emprendimiento, cuyo objeto de estudio es la Persona Humana considerada en su Integralidad, en su Naturaleza y Finalidad.

Black on Transparent.png
Telegram-Logo.png
  • GETTR
  • Instagram
  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • YouTube

Contacto:

Whatsapp

+57  315 887 0529

WhatsApp.svg.png

© 2.022 - ForHum Christi.

Todos los Derechos Reservados.

bottom of page