Con este título, el P. Santiago Martín aborda la que es quizá la mayor dificultad para la convivencia y la transmisión de la Verdad en la actual sociedad ‘post cristiana’, época caracterizada por el “viva y deje vivir”: “Decir lo que quieren que callemos | ¿Sirve de algo tener fe?”.
Citemos un breve pasaje, en el que el P. Santiago Martín pone un claro ejemplo sobre esta inversión de los valores que niega tozudamente la Verdad y, con ella, la realidad:
«Hazlo tú también. Esto no es malo». ¡No quiero que me digan eso!
¿Qué tipo de médico es el que le dice al que ya tiene una tosecilla un poquito rara y no es del COVID. Y que es un fumador desde hace años, y que le hacen una radiografía y le ven la cosa mal, con un porcentaje de los pulmones ya destruido... ¿Qué tipo de médico es el que le dice?:
—“No pasa nada. Mira, chaval, tú tranquilo, a seguir fumando”... “Y si puedes, en vez de diez cigarrillos al día, apriétate una cajetilla entera, que ya verás qué bien te sientes. Que los virus se matan con el humo del tabaco”.
¿Qué tipo de médico es ese? Ese es un asesino. Esto es lo que están planteando en la sociedad. Es decir, están creyendo que el mal deja de ser mal por decir que ya no es mal.
Pero el mal es mal por sí mismo, no por lo que yo diga o un catedrático de teología de no sé qué prestigiosa Universidad o un obispo, o quien sea, diga que ya no es malo. El mal es mal por sí mismo. No porque lo diga la mayoría o lo deja de decir la mayoría.
Que no queremos engaños. Prefiero que me digan “esto está mal”. Y entonces lucharé para hacer el bien.
Como vemos, el tema es planteado de un modo provocador: la pérdida de la esperanza. El diálogo ‘común’ entre un ateo y un creyente, lo pone de manifiesto. Nos hemos dejado obnubilar y arrebatar la inteligencia, permitiendo que su lugar sea ocupado por sucedáneos: ya no hablamos del Cielo, sino sólo de la Tierra; ya no tenemos una esperanza trascendente, sino la expectativa de una revolución inmanente; ya no creemos ni esperamos una justicia cierta y auténtica, porque, sumidos en las categorías marxistas que presumen de su poder para “transformar la realidad”, hemos sucumbido al “dogma” de la “lucha de clases” y nos hemos entregado a la ilusión materialista de una “liberación que obrará la igualdad”.
Este problema, es el núcleo del propósito y de la misión de ForHum Christi como un Centro de Pensamiento, de Estudios y de Divulgación: el rescate de la Inteligencia y, mediante el mismo, la recuperación de nuestra Dignidad, no sólo como seres ‘inteligentes’ sino trascendentes, creados a imagen y semejanza de Dios, hechos sus hijos por la redención obrada en Jesucristo, y llamados a la Luz en una vida plena y sin fin: la Esperanza Cristiana.
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