Alimentar la Esperanza en el día a día
Por la gracia de Dios vivo en un pueblo en el que, conforme a las costumbres campesinas y a sus actividades de comercio, los miércoles se descansa. Esta práctica se extiende a los horarios de otras actividades habituales, como los de algunas misas, por lo cual es necesario madrugar para poder asistir, o hacerlo ya al caer la tarde cuando anochece.
El 7 de diciembre, precisamente, cayó un miércoles. Al no haber podido asistir a alguna de las Misas de la madrugada, lo hice a la de la noche. A esa hora, el oficio y las lecturas correspondían ya a las Vísperas de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, así que me propuse hacer por mi cuenta las lecturas propias de dicho día.
Momentos propicios
Pese al vacío, el contenido y recogimiento de esta celebración son propicios para renovar o hacer de corazón la Consagración a Jesús, Sabiduría Encarnada, a través del Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María.
Una vez pude retomar con calma las lecturas pendientes, encontré en ellas una preciosa y contundente llamada del Señor a mantener la Esperanza y a confiar en Él. Algo que, para muchos, estoy seguro, no es nada fácil ni creíble, debido al agobio que les produce el peso de sus cargas cotidianas.
Recogimiento y Encuentro
Pero, por lo mismo, ¡Cuánta falta hace recogerse, creer, confiar y esperar en la fidelidad y omnipotencia propias de Dios! Sin embargo, ¡cuán difícil se nos hace en medio de las pruebas! En esto, justamente, fue probada la fe de Abraham: en “esperar contra toda esperanza”.
He aquí, pues, la Liturgia de la Palabra del 7 de diciembre, en la que se enfatiza la Esperanza y, sobre todo, la Bondad de Dios, para con quienes están agobiados y cansados, y para que, a pesar de todo, no desfallezcan... Lo cual sólo es posible con la Gracia Divina, que se recibe mediante la acción Sacramental y Santificante.
* * *
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados».
Liturgia de La Palabra
Miércoles, 7 de diciembre de 2022
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (40, 25-31):
«¿Con quién podréis compararme, quién es semejante a mí?», dice el Santo. Alzad los ojos a lo alto y mirad: ¿quién creó esto? Es Él, que despliega su ejército al completo y a cada uno convoca por su nombre. Ante su grandioso poder, y su robusta fuerza, ninguno falta a su llamada.
¿Por qué andas diciendo, Jacob, y por qué murmuras, Israel: «Al Señor no le importa mi destino, mi Dios pasa por alto mis derechos?».
¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído?
El Señor es un Dios eterno
que ha creado los confines de la tierra.
No se cansa, no se fatiga, es insondable su inteligencia.
Fortalece a quien está cansado, acrecienta el vigor del exhausto.
Se cansan los muchachos, se fatigan, los jóvenes tropiezan y vacilan; pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren y no se fatigan, caminan y no se cansan.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 102, 1-2.3-4.8.10
R/. Bendice, alma mía, al Señor
V/. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
V/. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R/.
V/. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11, 28-30):
En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor
¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
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